Algo se modifica en las relaciones que comienza viendo al otro como esa parte de ti. Equinoccio 23 de septiembre 2019

Hay un aroma que comienza a presentarse…. y que lo podemos sentir en el momento en que podemos detenemos en la demora y posar la mirada sobre el otro. Pareciera que inicia un proceso en el que los aromas buscan comprenderse para no mezclarse, sino para compartirse. Este es el clima en el que comenzamos a movernos marcado por el ingreso del Sol en el signo de Libra donde ya se encontraban Venus unido a Mercurio. Por como se presentan las posiciones y relaciones planetarias, y dentro del contexto en el que van marcando su ritmo, estamos en tiempos de reflexión sobre temas vinculares. ¿Cómo es posible que de lo que más se alimenta el alma, sea una de las cosas más complejas en nuestras vidas?. Vivimos en una sociedad del vértigo en el que el instante reemplaza a la permanencia. El instante se presenta como determinante, y suponemos y esperamos que ese instante que esté por suceder supere la amargura y decepción del que ya pasó. Los instantes rompen la narrativa a la efímera espera del cumplimiento de la promesa y esperanza del encuentro del sentido màgico (cuadratura Júpiter-Neptuno), creando en su lugar mayor desorientación, falta de sentido y mayor proyección sobre el otro como aquel que debe colmar las expectativas. Es tan alto el miedo a la soledad y a la frustración que los escondemos tras certezas y debajo de un sistema de control y limitación sobre las reales posibilidades de que el otro sea y se manifieste en su mejor condición. El otro posicionado desde la anulación opera como negatividad plena e impenetrable que alimenta en nosotros un mayor estado de soledad e imposibilidad de compartir. Quedamos reducidos y atrapados en la autoreferencialidad, limitados a una única y clausurada forma de reconocernos dentro de lo igual. Todo otro queda finalmente reducido a una amenaza desestabilizadora que a su vez, se refugia en su propia mismidad en una supuesta libertad enmascarada.

Este Equinoccio habla de la transformación que podemos generar sobre cada uno de nosotros para comprender que la vulnerabilidad es un espacio de crecimiento que a su vez es la del otro. La cuadratura que Mercurio y Venus tienen con Saturno, Plutón y el Nodo Sur al momento en que se enfrentan a Quirón es un maravillosi, aunque doloroso momento para comprender que en los vínculos nos transformamos, pero que esto no implica anularse ni anular. Es tiempo para examinar què y desde donde estamos dispuestos a acordar. No es lo mas fácil ni sencillo, porque acordar es ver al otro y verse a si mismo para desde la mayor honestidad estar dispuestos a comprender que el sostenimiento de la condición del ser del otro es de la única manera en que se puede construir en el tiempo, cambiando los instantes por continuidad para comenzar a caminar el sendero de la narrativa. Decir, actuar y amar a través de la limitación como creación de sentido de lo relacional. El límite es la preservación y la elección libre, porque solo en la preservación desde la apertura es desde donde podremos elegir real y verdaderamente la forma de vinculo que deseamos. Dejando atrás la violencia que genera el encierro en las pautas infantiles que en este tiempo pueden volver a salir a la luz.

La permanencia no es sostenimiento….. es la posibilidad de transformación y de elección libre.

Mariana

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