La Luna sigue su curso en forma regular y cíclica, marcando momentos y períodos que se suceden en la danza y el tejido de los astros. Estos astros que contemplamos y de los cuales nos asombramos son los que nos van indicando sin determinarnos espacios por donde desarrollarnos.

Este es el tiempo de la Luna Llena en Capricornio, que se dará en su máximo esplendor el 19 de Julio a las 21.16 hs., permitiéndonos contemplarla con toda su fuerza. Esta Luna vincula lo interno y lo externo, el ámbito más propio del Alma con el más expuesto en la Ambición hacia el afuera. Ideal para que podamos ver y observar si estamos en armonía entre las necesidades de nuestra Alma con las actividades que desarrollamos. No siempre hay una armonía y acuerdo entre estas áreas, pero no quiere decir que no podamos encontrar canales que nos permitan encontrar salida a  nuestra creatividad y a nuestros anhelos .  La configuración en la que se da esta Luna, nos permite pensar en ello y nos insta a llevarlo adelante. Urano va a estar obligando a la Luna estructurada en Capricornio, a movilizarse a encontrar el corte con las restricciones que nos autoimponemos, a través de la búsqueda de nuevas formas vinculadas a las posibilidades y deseos de cada uno de nosotros.

Transformación de los vínculos relacionales, renovación de la espiritualidad y de las formas de compartir y de encontrarnos con los otros desde patrones nuevos, dejando atrás lo que ya sabemos que no hay posibilidad de modificación. Las formas arcaicas no son viables en estos momentos. Momento para cortar con situaciones en las que permanecemos inmovilizados.

Todo trabajo de investigación está beneficiado en estos momentos y la dedicación al trabajo nos aportará a partir de fines de agosto y sobre todo a principios de octubre  mucha satisfacción.

Si bien podemos sentirnos coartados en nuestras capacidades y en nuestro ánimo, a través de ser conscientes de nuestras capacidades y de nuestro potencial, podremos equilibrarnos, pero sobre todo a partir de la dedicación y la constancia en nuestra labor tanto cotidiana, como proyectada.

Buena Luna, Mariana